El ocio y la Enfermería
El juego es la acción que más tiempo ocupa en el niño por lo que será el medio más eficaz para poder llegar a cualquier objetivo de tratamiento ya que produce consuelo y seguridad de las experiencias desconocidas y potencialmente aterradoras.
La relación que la enfermera forma con el niño a través del juego es de confianza, cálida y con armonía, lo que genera la facilidad y la seguridad y sienta las bases para una relación cercana.
Una serie de actividades y juegos se deben planificar para los niños hospitalizados para mejorar las competencias y el funcionamiento, así como para reducir las influencias emocionales negativas que podrían estar afectadas por la enfermedad y la hospitalización. Combinar el juego con el trabajo enfermero se construye en cuatro etapas:
- Reconocer la importancia del juego en el niño hospitalizado.
- Sentir el disfrute y el interés en que el juego es beneficioso y entender lo que con ello se comunica.
- Saber cómo activar y utilizar los distintos componentes del juego en una variedad de situaciones durante el trabajo.
- Planificar y poner en práctica los programas de intervención en la que el juego es de los elementos básicos.
Las acciones en las que va a intervenir la enfermera son:
- Facilitar el entorno apropiado.
- Permitir que el niño elija el juego que prefiere.
- Enseñar al niño con el juego cómo puede ayudar a la exploración, haciendo respiraciones profundas, con la tos…
- Explicar claramente las reglas que queremos ponerle al juego y cómo puede usar el juguete que tiene.
- Hay que asumir el papel del niño y actuar por él.
- Averiguar qué tiempo es el que los padres permanecen en el hospital para facilitar el juego y así se afiancen los lazos entre la familia.
- Planificar los cuidados, formulando objetivos y estableciendo las actividades considerando que el juego tiene un alto valor terapéutico.